Presenta población mexicana alta predisposición genética hacia sobrepeso y obesidad

La población mexicana presenta una alta predisposición genética para desarrollar sobrepeso y obesidad, y a generar, en consecuencia, enfermedades crónicas y sus complicaciones metabólicas, revelan estudios de investigadores de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM, realizados en colaboración con el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición (INCMN) Salvador Zubirán y el Instituto Nacional de Medicina Genómica.

Los hallazgos más relevantes incluyen la identificación de una variante génica de riesgo metabólico exclusiva de los mexicanos, que altera la función del transportador de colesterol ABCA1, lo cual provoca una disminución en los niveles de “colesterol bueno” o colesterol HDL, encargado de limpiar las arterias.

En entrevista Samuel Canizales Quinteros, académico de la FQ y coordinador de este equipo de trabajo con 10 años de experiencia, señaló que cuando dicho transportador de colesterol funciona bien, ocasiona niveles normales o altos de colesterol HDL, partículas que poseen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes; de hecho, “personas con colesterol bueno alto tienden a ser longevas”, expresó.

Canizales Quinteros detalló que este gen, el cual tiene como función obtener colesterol de las células para formar HDL, presenta un cambio de aminoácido (arginina por cisteína en la posición 230) que sólo se ha encontrado en poblaciones con componente indígena, el cual no existe en las personas europeas.

“Se trata de una variante exclusiva de las poblaciones indígenas y mestizas de este continente. Hemos llevado a cabo estudios en grupos de África, Asia y Europa y en ninguna de ellas encontramos la alteración”, agregó.

Esta variación en el transportador incrementa el riesgo de presentar obesidad y, cuando está afectado, provoca que el páncreas no libere insulina de forma adecuada, con lo que se incrementan las probabilidades de desarrollar diabetes, detalló.

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En la actualidad, este grupo busca otras variantes exclusivas del continente americano, a fin de explicar por qué ciertas enfermedades como el hígado graso no alcohólico y la diabetes tipo 2, entre otras, son más prevalentes en este espacio geográfico.

Otros genes involucrados

Otros proyectos encabezados por Samuel Canizales, que colocan a la FQ a la vanguardia en el estudio genómico de enfermedades metabólicas, se relacionan con el estudio de genes que incrementan las posibilidades de presentar obesidad y sobrepeso en la población mexicana, padecimientos que van en aumento y son factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades como diabetes, hipertensión, hígado graso no alcohólico y algunos tipos de cáncer.

Una de las líneas de investigación revela que el gen FTO, relacionado con la cantidad de grasa en el organismo, el receptor de melanocortina 4 (MC4R) y la proteína convertasa 1 (PCSK1), aumentan casi cuatro veces el riesgo de desarrollar obesidad mórbida o de tipo III entre la población mexicana. “Este riesgo no se ve tan aumentado para la obesidad tipo I y II, que son las más comunes”, puntualizó.

Otro grupo de investigación está dirigido a entender qué sucede con la acumulación de grasa en el hígado, ya que otra de las comorbilidades a las que se asocia la obesidad es el hígado graso no alcohólico, el cual puede progresar hacia complicaciones como cirrosis o hepatocarcinoma.

Por ello, uno de los objetivos planteados en esta investigación es determinar marcadores moleculares no invasivos, que permitan identificar sujetos en riesgo de presentar complicaciones.

En cuanto a la prevalencia de este padecimiento, el investigador universitario estimó que se presenta en alrededor de 70 por ciento de las personas con obesidad, cifra que aumenta a 90 puntos porcentuales si padecen obesidad severa o mórbida.

La importancia de iniciativas académicas en torno a la obesidad radica en que la prevalencia de este fenómeno se ha incrementado. “Cada vez tenemos más niños obesos. México ocupa el primer lugar en obesidad infantil y en adultos también estamos entre los primeros lugares a nivel mundial. Por ello, actualmente estamos realizando estudios en una cohorte de más de cuatro mil niños en edad escolar que nos permita identificar los factores genéticos y ambientales de riesgo para la obesidad infantil”, explicó Samuel Canizales.

El investigador universitario, quien realiza desde hace más de una década proyectos enfocados a la genómica de la obesidad y comorbilidades relacionadas, sostuvo que este padecimiento no se puede considerar sólo como un problema genómico, sino como una enfermedad compleja que requiere de muchos factores para desarrollarse, como el sedentarismo, la mala alimentación y la susceptibilidad genética de las personas.

Trabajo multidisciplinario

Canizales Quinteros enfatizó que los estudios en torno a la obesidad deben hacerse de manera multidisciplinaria, y con ese enfoque han hecho trabajos conjuntos con otros especialistas, como los expertos de los Departamentos de Fisiología de la Nutrición y de Endocrinología del INCMN, con quienes ha investigado la forma como funcionan las dietas en personas con una alteración en el ABCA1, encontrando que estos pacientes responden mejor a una dieta rica en soya, con la que elevan sus niveles de colesterol HDL.

También han empezado a analizar, con otros grupos de trabajo, la manera de hacer estudios de intervención para determinar qué componentes de la dieta pueden aumentar o disminuir el riesgo de presentar obesidad de acuerdo con la composición genética.

“Esto es importante, porque no se trata de un tratamiento farmacológico sino dietético. Con esto buscamos entender la Genómica como parte de las enfermedades complejas, para encontrar variantes con un efecto mayor que, con intervención de la dieta, puedan tener impactos positivos en la población, en especial en sectores de mayor riesgo, de acuerdo con la composición genómica”, adelantó.

La idea, concluyó el investigador, es sumar esfuerzos para tratar de bajar las tasas de obesidad en el país, ya que este padecimiento representa un problema nacional de salud. “Esperamos que nuestros resultados sean útiles para el desarrollo futuro de pruebas de diagnóstico y de programas preventivos, que contribuyan, además, a disminuir los altos costos que destina el sistema nacional de salud para el tratamiento de la obesidad y comorbilidades relacionadas”.

Samuel Canizales Quinteros es egresado de la Facultad de Ciencias Químico-Biológicas de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Cursó la Maestría en Ciencias Bioquímicas y el Doctorado en Ciencias Biomédicas en la Universidad Nacional. Es Profesor-Investigador del Departamento de Biología de la Facultad de Química de la UNAM e imparte las asignaturas de Biología Celular e Introducción a la Genómica en la licenciatura y diversos cursos en el Posgrado de Bioquímica Clínica de la Facultad.