Sería catastrófico un incremento de la temperatura planetaria: Mario Molina

Si no se disminuye el uso de combustibles fósiles ni se incrementa la generación de energía renovable, habría un riesgo “de una en cinco posibilidades” de que la temperatura planetaria aumentara en cinco grados, lo cual “sería catastrófico para el mundo, habría zonas inhabitables, migraciones y sería difícil sobrevivir con la calidad de vida actual”, alertó el Premio Nobel de Química 1995, Mario Molina.

Al dictar una conferencia magistral en el marco de la XXXII Reunión Nacional Estudiantil del Instituto Mexicano de Ingenieros Químicos (IMIQ), realizada en el Auditorio Alfonso Caso de la Torre II de Humanidades de Ciudad Universitaria, el Nobel llamó a los científicos a comunicar a la sociedad sobre los riesgos en materia ambiental en el mundo, “es una responsabilidad social que se debe promover a los estudiantes, desde las universidades”, aseguró.

Ante un público integrado por 350 estudiantes, provenientes de 25 universidades de 15 estados del país, quienes participan en este encuentro organizado por la Sección Estudiantil del IMIQ de la Facultad de Química de la UNAM (el cual se lleva a cabo del 9 al 14 de agosto), Mario Molina ofreció en su presentación un panorama acerca del cambio climático y el efecto invernadero en el mundo.

Para el Profesor Extraordinario de la FQ, el cambio climático es “quizá el reto más grande de la sociedad actual en la materia”. En este sentido, dijo que una población mundial integrada por alrededor de siete mil millones de personas, genera necesariamente impactos no sólo locales sino en todo el planeta.

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La atmósfera terrestre, explicó Mario Molina, es muy delgada, “como la cáscara de una manzana y con los vientos intensos los compuestos y gases emitidos en un lugar, en cuestión de meses pasan a otro hemisferio”. Al respecto, comentó que se generan compuestos que permanecen años o siglos en la atmósfera y ese tipo de emisiones da lugar a problemas globales.

También recordó que hace algunos años se detectó el problema en la capa de ozono, ubicada en la estratosfera (capa que filtra los dañinos rayos ultravioleta del sol), la cual se veía afectada por ciertos compuestos industriales (los clorofluorocarbonos, CFC), que se usaban en refrigeración y en aerosoles. Por este hallazgo le fue otorgado a Mario Molina el Premio Nobel de Química 1995, junto con Frank Sherwood Rowland.

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Tal hipótesis se comprobó con la presencia del agujero de la capa de ozono en la Antártida y tras demostrarse que esto era causado por los CFC, y por ello se prohibió su producción; hoy ya se está resolviendo la problemática. “Éste es un ejemplo de cómo todos los países del planeta se pueden poner de acuerdo para resolver con éxito problemas globales”, indicó.

La quema de combustibles fósiles y la destrucción de selvas tropicales, comentó más adelante Mario Molina, afectan al clima del planeta e inciden en el cambio climático y en el llamado efecto invernadero, en el cual el calor emitido en la superficie terrestre llega a la atmósfera y provoca un aumento en la temperatura global.

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“Si se quitara el dióxido de carbono de la atmósfera, bajaría la temperatura mundial. El problema es que en los últimos 10 mil años el nivel de dióxido de carbono nunca había subido a las concentraciones actuales; esto se debe tanto a la Revolución Industrial, como a la quema de combustibles fósiles. El hecho es que la temperatura ha aumentado y lo que sabemos es que este incremento está conectado con el cambio químico de la atmósfera planetaria”, sostuvo.

Este cambio climático ya ha traído consecuencias como el hecho de que la superficie de hielo en el Ártico está disminuyendo y se dan ya los llamados extremos de clima: los huracanes se intensifican, hay más inundaciones y más sequías de las que había el siglo pasado. “Ya se ha comprobado que muchos de estos fenómenos extremos sí se pueden atribuir al cambio climático”, planteó el egresado más distinguido de la Facultad de Química de la UNAM.

Estos problemas, añadió, sí se pueden enfrentar con acciones como usar energías renovables y mejorar el uso de la energía actual. “Esto se puede hacer además a un costo razonable, del orden de uno al dos por ciento del Producto Interno Bruto mundial. En diciembre del año pasado, en París, varios países, entre ellos México, se pusieron de acuerdo para reducir emisiones contaminantes. Eso implica cambios en el uso de combustibles fósiles. También se planteó que se deben tomar acciones para que la temperatura planetaria no aumente más de dos grados”.

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Al término de la conferencia, la cual formó parte de los festejos por el Centenario de la Facultad de Química y en donde estuvo presente el Director de esta entidad, Jorge Vázquez Ramos, el Nobel mexicano contestó diversas preguntas planteadas por los estudiantes presentes. Posteriormente, dio respuesta a cuestionamientos a los medios de comunicación que se dieron cita en la conferencia magistral.