Prevención y conocimiento, fundamentales para reducir la vulnerabilidad y riesgo en los sismos

Conferencia del titular del CENAPRED, Carlos Miguel Valdés

Los edificios dañados por el sismo del pasado 19 de septiembre, en la Ciudad de México, fueron aquellos que tenían problemas o deficiencias en su construcción: pocas columnas, exceso de peso en azoteas, primeros pisos poco resistentes, o bien, niveles añadidos sin planeación ni cuidado, comentó Carlos Miguel Valdés González, Director General del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED).

El reconocido especialista, egresado de la UNAM, quien cuenta con un doctorado en Geofísica por la Universidad de Wisconsin-Madison (Estados Unidos) y además ha desarrollado programas de cómputo para el procesamiento de sismos, dictó este miércoles la conferencia Los sismos en México y las construcciones sismorresistentes: ¿Qué hacer?, en el Auditorio B de la Facultad de Química.

Acompañado por el Director de esta entidad académica, Jorge Vázquez Ramos, Valdés González calificó como necesario reconocer que la Ciudad de México se asienta en una zona sísmica, donde los movimientos telúricos se acentúan debido a que la urbe se ubica en buena parte de lo que fuera una gran zona lacustre.

“Sabemos esto y ¿qué podemos hacer? En este caso la prevención y el conocimiento son fundamentales para reducir la vulnerabilidad: debemos saber en qué zona sísmica de la ciudad vivimos, trabajamos o nos desplazamos (unas zonas son más riesgosas que otras)”. Para ello, recomendó consultar el Atlas Nacional de Riesgos (http://www.atlasnacionalderiesgos.gob.mx/).

Ante académicos, estudiantes y trabajadores quienes siguieron la conferencia tanto en el Auditorio B como en la transmisión instalada en la explanada central, Valdés González añadió que en el caso de cada vivienda “es fundamental conocerla muy bien, revisarla y procurar que tenga mejores muros, mejores columnas, que sean sitios más seguros”. También se debe identificar el año de construcción del inmueble, bajo qué reglamento se construyó y si lo cumple. Al respecto comentó: “Es raro que en México sí se verifiquen los coches para poder circular y no las construcciones, que son mucho más costosas”.

Carlos Miguel Valdés González hizo hincapié en la importancia de la cultura de la prevención y la protección civil: “es necesario participar en los simulacros, hacerlo con la familia, tener planes de protección civil familiares, armar una mochila de emergencia (por ejemplo, incluir una memoria USB con toda la información de documentos oficiales escaneados) y ubicar un punto de reunión en caso de emergencia. El desconocimiento nos vuelve más vulnerables; por el contrario, la colaboración, el conocimiento y la prevención disminuyen la vulnerabilidad y con ello el riesgo”.

El especialista explicó por qué los sismos afectan tanto a la Ciudad de México; una de las principales causas es su ubicación, pues buena parte de ésta se sitúa en donde estaba el Lago de Texcoco, el cual se fue rellenando para construir inmuebles. “Un lago es el sitio menos adecuado para construir una ciudad, porque aunque se rellene debajo quedan sedimentos muy blandos que se comportan de manera muy particular en los sismos y elevan el nivel del movimiento”.

Más adelante, el especialista indicó que las zonas sísmicas más riesgosas de la ciudad son aquellas donde estaban las partes más profundas del lago, donde hay más sedimentos y con ello más movimiento. “Las zonas duras de la orilla del lago son más seguras en comparación con las centrales, que eran más profundas; las zonas afectadas tanto en 1985 como en 2017, las que todos conocemos, como las colonias Roma y Condesa, corresponden a esta situación”.

México, dijo finalmente, es una zona de huracanes y sismos, aunado a ello, la capital tiene una alta concentración de personas e inmuebles. Tanto en Juchitán, Oaxaca, como en la Ciudad de México, expuso, se dañaron las construcciones mal construidas, sin estructuras ni columnas suficientes. Por ello, debe haber una técnica de construcción adecuada, o bien, técnicas de remediación apropiadas. También, concluyó, se debe cambiar la mentalidad: vivir en la cultura de la prevención.

José Martín Juárez Sánchez