Una barbaridad, que el gobierno de EU reste importancia al cambio climático: Mario Molina

Conferencia del Nobel mexicano en la FQ

El gobierno de Estados Unidos resta importancia al cambio climático y eso “es una barbaridad, una ignorancia extraordinaria”; incluso, el presidente Donald Trump ha asegurado que este problema es un engaño y ha intentado salirse del Acuerdo de París, aunque no lo ha conseguido, señaló en la Facultad de Química de la UNAM el Premio Nobel de Química 1995, Mario Molina.

“Es una grave irresponsabilidad seguir la tendencia de no actuar; para cambiar no sólo se debe hablar de ciencia, sino de ética y de responsabilidad. Si no se hace nada habrá migraciones, guerras, falta de alimentos, regiones no habitables del mundo por las altas temperaturas”, afirmó Mario Molina al dictar la conferencia Cambio climático: ciencia y política.

El Premio Nobel dictó esta conferencia en la FQ en el marco de la XXXV Reunión Nacional Estudiantil de Ingeniería Química, donde estuvo acompañado por el Director de la Facultad, Carlos Amador Bedolla. Este encuentro se realiza hasta el 11 de agosto, tanto en la UNAM como en la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas del Instituto Politécnico Nacional, en donde participan estudiantes de 30 universidades del país.

Ya se están viendo los cambios generados por el aumento de la temperatura en el planeta: en el Ártico se está derritiendo el hielo y se han presentado eventos extremos como las ondas de calor, los huracanes y las inundaciones, destacó el Nobel mexicano, quien estudió la carrera de Ingeniería Química en la Facultad de Química de la UNAM.

Mario Molina expresó que “aunque se dice que no se puede enfrentar el cambio climático porque sería muy costoso”, hay medidas que se deben tomar para frenar el problema, como usar menos combustibles fósiles, mejorar la eficiencia del transporte, sustituir carbón por gas natural, usar energía nuclear y solar, utilizar biocombustibles y tener mejores prácticas forestales.

Para ello, es necesario apoyar a la ciencia y financiar nuevas tecnologías a fin de enfrentar “un problema serio”, en donde se requiere “limitar el incremento de temperatura global a dos grados centígrados, pues si sube tres grados sería muy peligroso, y si no se hace nada puede subir cuatro o cinco grados”, lo cual, enfatizó el Nobel, sería desastroso.

Al brindar el contexto histórico del cambio climático, el científico mexicano recordó que fue sobre todo a partir de la Revolución Industrial y el uso de combustibles fósiles, cuando se elevó la temperatura global en el planeta, la cual “en las últimas décadas se disparó en más de un grado”.

Explicó que en la Conferencia de París sobre el Clima (COP21), celebrada en diciembre de 2015, 195 países firmaron el primer acuerdo vinculante mundial sobre el clima, en donde establecieron que para evitar un cambio climático peligroso, era necesario un plan de acción internacional que pone el límite del calentamiento global por debajo de dos grados centígrados.

Asimismo, agregó el ponente, en el quinto reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (2014) se declaró que el cambio de temperatura en el mundo está relacionado con las actividades de la sociedad, específicamente por el uso de combustibles fósiles como el petróleo.

El investigador refirió que la atmósfera planetaria es transparente, “pero lo que es interesante es que la atmósfera que mantiene la vida, que mantiene el clima como lo conocemos todos, es muy delgada, es como la cáscara de una manzana y tiene la peculiaridad de que si emitimos compuestos como el dióxido de carbono, metano o algunos otros permanecen en ella por meses o años”.

Los vientos en la capa delgada, continuó, funcionan de tal manera que lo que se emite, por ejemplo en México, en cuestión de meses se revuelve muy bien en todo el Hemisferio Norte y en un año o año y medio también se mezcla con lo del Hemisferio Sur. Esto quiere decir que si estamos modificando la composición de la atmósfera hay consecuencias, como el cambio climático o el daño a la capa de ozono de la estratosfera, lo que ocasiona problemas globales y esto implica que la solución debe provenir de todo el planeta, concluyó el Nobel.

José Martín Juárez Sánchez

Yazmín Ramírez Venancio