Para Eduardo Vivaldo Lima, el Premio Universidad Nacional

Por su destacada trayectoria académica durante 15 años en la Facultad de Química, Eduardo Vivaldo Lima se hizo merecedor del Premio Universidad Nacional 2013, en el área de Docencia en Ciencias Exactas.

Para Vivaldo Lima, el proceso de enseñanza-aprendizaje es un esfuerzo sostenido para promover el crecimiento de los alumnos, tanto en lo intelectual como en lo personal, que involucra tres componentes: los estudiantes mismos, el profesor y la materia de estudio.

Sobre los dos últimos, añadió, además de la vocación docente, el profesor debe primero identificar su propio estilo de aprendizaje y no privilegiarlo, sino incorporar en su acervo técnicas transmitidas por quienes sembraron anteriormente “una semilla”; además, también se puede abordar la enseñanza con un enfoque colegiado de investigación, lo cual implica empezar por conocer la literatura básica sobre esta materia.

Indicó que para enseñar se debe entender y profundizar en el conocimiento que se tiene y es por ello que la actividad de investigación ayuda a cumplir con este aspecto: “Es más fácil enseñar cuando se incorporan en las explicaciones las experiencias y conocimiento ganados de primera mano durante la labor de investigación, que cuando todo el conocimiento proviene de un libro de texto”.

Eduardo Vivaldo trabaja en el campo de la ciencia e Ingeniería de polímeros con énfasis en Ingeniería en reacciones de polimerización. Ha abordado el estudio de procesos de polimerización en fases homogénea y heterogénea, así como el control de ciertos aspectos de microestructura de los materiales, en particular materiales con estructura de red, usando herramientas de modelación numérica y estudios experimentales; es decir, expuso, “he abordado aspectos de Ingeniería de procesos y de producto, asociados a la producción de materiales poliméricos”.

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Sus actividades de investigación han tenido tanto un enfoque científico de primeros principios, como un enfoque de innovación tecnológica. Desde el punto de vista científico, ha generado modelos matemáticos eficientes que han permitido entender y describir en forma cuantitativa los complejos fenómenos físicos y químicos presentes en los procesos de polimerización por radicales libres y por pasos.

Usando dichos modelos con carácter balanceado, en cuanto a nivel de complejidad y facilidad para resolverlos, actualmente es posible calcular con buen nivel de confiabilidad, el comportamiento de los procesos y las características de los materiales producidos, para los casos de homo y copolimerizaciones lineales y no lineales (polímeros ramificados y entrecruzados, con estructura de red tridimensional), ya sea en fase homogénea o heterogénea (polimerizaciones en suspensión, dispersión y emulsión).

Actualmente, su grupo es uno de los pocos a nivel mundial que pueden modelar procesos de polimerización en fluidos comprimidos, particularmente dióxido de carbono supercrítico, y que han estudiado teórica y experimentalmente la producción de polímeros con estructura controlada producidos en ese medio.

Además, en los últimos años ha participado junto con otros prestigiados colegas de la UNAM y de 13 instituciones de 10 países distintos en el proyecto BABETHANOL, para la producción de bioetanol y otros productos de valor agregado a partir de residuos lignocelulósicos.

Para el investigador, la mejor prueba de que el esfuerzo docente por formar recursos humanos especializados de alto nivel ha valido la pena, “es ver que todos mis extesistas de doctorado han ingresado o formado parte del Sistema Nacional de Investigadores, la mayoría con nivel I; también es satisfactorio el verlos ganar premios importantes relacionados con la investigación, y el percibir que empiezan a formar sus propias redes de investigación”.

Sobre el galardón recibido, Eduardo Vivaldo expuso que representa “una enorme satisfacción y una oportunidad para reflexionar y renovar mi compromiso con la UNAM y el país, al contribuir con la formación de jóvenes críticos, comprometidos y apasionados en lo que hacen; jóvenes que no sólo sueñen, sino que luchen por materializar sus sueños”.

Esta tarea es prioritaria, añadió, porque el país requiere con urgencia de profesionales de la Química con sólida formación académica, ética intachable y capacidad de transformación, no sólo de procesos químicos, sino de una formación cultural para remontar la apatía, la corrupción y el egoísmo que han permeado hasta lo más íntimo de nuestra sociedad.

“Quienes llegamos a tener el privilegio de obtener un reconocimiento de este tipo, adquirimos también la obligación de servir como ejemplo y modelo de congruencia; de reflejar en los jóvenes que no sólo la corrupción, el crimen y la indiferencia son vías para alcanzar el éxito en nuestra sociedad”, advirtió.

Finalmente, les pidió a los estudiantes que aprovechen la oportunidad de estudiar en una Institución como la FQ, porque es un privilegio contar con una infraestructura documental e incluso física de excelencia, como los laboratorios y bibliotecas. “Tienen a su alcance los mejores recursos bibliohemerográficos y a profesores que hacen trabajo de primer nivel en muchas áreas de investigación de la Química. Aprovechen, además, los eventos culturales, deportivos, y los múltiples seminarios que se ofrecen en la FQ y en CU en general”, enfatizó.

Busquen ser los mejores profesionales de la Química y que en su desarrollo profesional siempre hagan un análisis crítico de la literatura como punto de partida en la toma de decisiones, enfatizó.

“Usen esa misma estrategia en otros ámbitos de su vida: analicen toda la información disponible, sin prejuzgar, sobre los distintos problemas del ámbito social que les toca vivir y tomen una postura y acción con base en un análisis crítico de esos datos. Prepárense para ser los mejores profesionales y seres humanos que puedan ser. El futuro de México dependerá en mucho de lo que hagan o dejen de hacer como generación”, concluyó.