Para Marta Menjívar, el Estímulo Miguel Alemán

Por su trabajo encaminado a desarrollar un suplemento alimenticio económico para subsanar las carencias nutricionales de niños de escasos recursos del municipio de Chimalhuacán, Marta Menjívar Iraheta, académica de la Facultad de Química, recibió el Estímulo para el Desarrollo de la Investigación que otorgan la Fundación Miguel Alemán y la Universidad Nacional Autónoma de México.

El proyecto Evaluación del estado nutricional en niños de Chimalhuacán: abordaje antropométrico, bioquímico y molecular representaría, en el mediano plazo, una opción importante para los sectores más vulnerables en nuestro territorio.

El reconocimiento, otorgado en el área de Salud a proyectos considerados relevantes para el país, le fue entregado por el Rector de la UNAM, José Narro Robles, y por el presidente del Patronato de esta Fundación, Miguel Alemán Velasco, en una ceremonia realizada el pasado 19 de septiembre.

Marta Menjívar refirió en entrevista que este proyecto se desarrolló en el municipio de Chimalhuacán, Estado de México, donde se asientan comunidades en condiciones precarias, procedentes de distintos puntos de la República. “Trabajamos con niños en escuelas de esta localidad, donde se calcula que cada año llegan hasta 50 mil nuevos residentes”, explicó.

La investigadora, adscrita al Departamento de Biología de la FQ, ha realizado un destacado trabajo previo en comunidades indígenas, a partir de lo cual se busca identificar el fondo genético de susceptibilidad a padecer diabetes que es propio de la población mexicana, labor en donde ha colaborado con el Hospital Juárez de México.

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A partir de estos trabajos y estudios, “nos dimos a la tarea de buscar una comunidad que pudiera ser representativa de México, asentada cerca o en la zona metropolitana, por eso se eligió Chimalhuacán, donde ya se ha levantado un censo de tres mil 40 casas. Nos dimos cuenta que ahí se hablan 10 lenguas indígenas (entre ellas maya, náhuatl, tzotzil y tepehuano); es un mosaico del país, lo que hace interesante al proyecto”, explicó.

Con su equipo de trabajo, la docente evalúa en escuelas primarias del municipio la desnutrición de niños de cuarto a sexto grados, pues ésta es la etapa en donde se nota la elevación en el peso entre los infantes mexicanos. “Es la edad en donde los niños tienen un desarrollo importante de las papilas gustativas y empiezan a detectar los sabores agradables que se concentran en los alimentos altos en grasas, lo que los hace tan atractivos. Esto ya es un problema nacional, pues hay un elevado número de pequeños con obesidad y, por lo tanto, con propensión a diabetes, por lo que se debe limitar el consumo excesivo de alimentos con grasas, harina refinada y azúcares”.

Asimismo, explicó que este estudio continúa con sus evaluaciones de la población originaria, porque la diabetes tiene un componente hereditario y el 70 por ciento de los genes del mestizo son de origen indígena. “En este caso, la población de Chimalhuacán es representativa del país”.

Al respecto, la universitaria recordó que en México se tiene una herencia obesogénica y diabetogénica. “Hace seis mil años nuestros antepasados eran nómadas y tenían la tendencia de almacenar las grasas que comían, lo cual les permitía recorrer grandes distancias sin sentirse mal, además, el azúcar era procesada lentamente por el organismo”.

Sin embargo, en la época contemporánea, debido a la disponibilidad de alimentos altos en grasas y azúcares, aunado al sedentarismo y malos hábitos, se tienen problemas de salud, principalmente la obesidad y la diabetes.

Suplemento

La estrategia para trabajar con niños, comentó Marta Menjívar, es buscar infantes en condiciones de desnutrición, condición que no es extraña en México, pues los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) reportan una población de 52 millones de habitantes mexicanos condición de pobreza.

El propósito del trabajo de investigación, en una primera etapa, es realizar un abordaje antropométrico, bioquímico y molecular con niños. El universo de estudio es de mil infantes, de ellos, se han tomado muestras a 750 y, de éstos, 350 han sido estudiados en los aspectos antropométrico, bioquímico y molecular.

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En el caso del análisis antropométrico se mide, pesa y observa el fenotipo de los pequeños; en el estudio bioquímico se toman muestras de glucosa, colesterol y triglicéridos, mientras que en el molecular se evalúa la herencia genética.

En este proyecto participan profesores y estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado de la Facultad de Química, además de personal del Hospital Juárez de México, a través del Laboratorio de Endrocrinología Molecular Asociado a la Clínica de Diabetes. También se trabaja con la Unidad Médica para Adicciones de Chimalhuacán y se tiene el apoyo de las autoridades de este municipio, por medio del Sistema Municipal DIF de Chimalhuacán.

La segunda etapa de este proyecto es desarrollar un suplemento alimenticio económico y que permita cubrir las deficiencias nutricionales de niños de escasos recursos, lo que podría ser una alternativa relevante para los sectores más pobres del país, explicó.

En este trabajo, efectuado durante dos años, se ha realizado ya una primera etapa de diagnóstico y evaluación de los menores, y a partir de los resultados de esos estudios se pretende producir el suplemento alimenticio para niños mexicanos de escasos recursos.

En los próximos meses se publicará el primer reporte de la investigación de Marta Menjívar y su equipo de trabajo, que incluye la información del estado de salud de quienes fueron analizados. La segunda etapa está en un 50 por ciento del desarrollo de dicho suplemento.

“La razón de la UNAM es servir a la comunidad y este reconocimiento valora justamente esa vocación que deben tener los universitarios: trabajar por los sectores más desprotegidos de la sociedad”, concluyó.