Participa la UNAM en la identificación del gen asociado al encanecimiento

Investigadores de las facultades de Química (FQ) y de Medicina (FM) de la UNAM participaron en la identificación del primer gen asociado al encanecimiento en humanos: el IRF4, descubrimiento que podría tener potencial para futuras aplicaciones forenses y cosméticas, y que podría ser importante para entender la biología del envejecimiento y la evolución de la especie.

El equipo científico que llevó a cabo esta investigación, en donde también participó la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), también identificó otro gen, el PRSS53, asociado con la forma del cabello, lo cual fue posible gracias al auspicio de un consorcio internacional del cual forma parte la Universidad Nacional.

El anuncio de este descubrimiento se realizó el 17 de marzo, en conferencia de prensa realizada en el Edificio Mario Molina de la Facultad de Química, donde el profesor de esta entidad, Samuel Canizales Quinteros, informó que este trabajo de investigación se logró gracias al impulso del Consorcio para el Análisis de la Diversidad y Evolución de Latinoamérica (CANDELA), que lidera el University College London.

El estudio, que confirma que tanto el encanecimiento como la forma del cabello tienen un componente genético y no se deben sólo al medio ambiente, se titula A genome-wide association scan in admixed Latin Americans identifies loci influencing facial and scalp hair features, y fue publicado en la revista científica Nature Communications.

Samuel Canizales también indicó que para esta investigación se analizó una muestra de más de seis mil voluntarios de cinco países –México, Colombia, Brasil, Chile y Perú– con diferente composición genética ancestral.

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Tras explicar que el color del cabello lo define la presencia de melanina (pigmento oscuro), la cual se va perdiendo con el proceso de envejecimiento, que en algunos individuos se acelera por factores genéticos y ambientales, Canizales Quinteros expresó que no se había podido identificar en un estudio previo un gen asociado con el encanecimiento.

“Este trabajo abre algunas ventanas de oportunidad, pues si se logra conocer el proceso biológico de cómo impacta el gen en el envejecimiento, podría pensarse eventualmente en tener cierto control de esta etapa, lo cual conlleva implicaciones biológicas y biomédicas”, añadió el docente de la FQ.

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Por su parte, el profesor de la Facultad de Medicina, Jorge Gómez Valdés, señaló que para la muestra analizada en el estudio, se convocó a alrededor de seis mil voluntarios de los cinco países referidos.

“En el caso de México es un esfuerzo sin precedentes, pues se analizó a mil 600 personas de entre 18 y 40 años, habitantes de la Ciudad de México, muchos de ellos estudiantes y académicos de la UNAM”, comentó.

Finalmente, el docente de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, Víctor Acuña Alonzo, dijo que en el estudio se analizó el genoma completo de los voluntarios, con distintos marcadores para cubrir diferentes cromosomas. “Se buscó la relación con fenotipos que tienen que ver con la distribución, la forma y la pigmentación del cabello en la cabeza y la cara”, expuso.

En este sentido, refirió que se hallaron 18 señales de asociaciones (variaciones genéticas), de las cuales 10 no se habían reportado antes; dentro de ellas se ubicaron estos dos genes (IRF4 y PRSS53), los cuales son relevantes porque tienen importantes funciones biológicas relacionadas con el encanecimiento y la forma del cabello.

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Este trabajo, abundó, tiene utilidad no sólo en términos de antropología, sino también de salud y biología de procesos como el envejecimiento; además puede dar pistas importantes sobre el papel de la evolución en éste y acerca de los mecanismos de funcionamiento de estos genes, lo cual incluso podría tener aplicaciones médicas, concluyó.

De acuerdo con la investigación, el gen IRF4 está implicado en la regulación de la producción y almacenamiento de melanina, el pigmento que determina el tono del cabello, la piel y los ojos. El encanecimiento es causado por la ausencia de esa sustancia, por lo que ahora los investigadores quieren encontrar el papel del gen en ese proceso.

El otro gen encontrado por los científicos, el PRSS53, está vinculado a la forma del cabello, en específico, lacio como el de las poblaciones del este de Asia y amerindias.
El equipo de investigación también halló que otros genes, denominados EDAR, FOXL2 y PAX3, controlan el grosor y la forma del pelo de la barba; el espesor de las cejas y la prevalencia de conexión entre éstas, respectivamente.